La artritis es una afección crónica que padece la mitad de la población de edad comprendida entre 30 y 50 años. La artritis constituye uno de los principales motivos de consulta médica.
Encontramos en la palabra artritis, el elemento griego arthron que significa «articulación», y el sufijo-itis utilizado para denotar la presencia de una «inflamación». Hoy, este término sirve para designar más de una centena de problemas articulares diferentes que se manifiestan con síntomas específicos como dolor, hinchazón y rigidez. El término artritis hace referencia a un cambio dentro de la articulación. El bursite y la tendinitis no son en sí unas formas de artritis ya que tocan los tejidos de alrededor de las articulaciones.
Tipos
Los tipos más corrientes de artritis son: artrosis y poliartritis reumatoide. Existen otras formas de artritis, particularmente gota, espondilitis anquilosante, lupus eritematoso diseminado (el LED o el lupus) y la poliartritis psórica.
Efectos
Los efectos de la artritis son generalmente benignos pero, en ciertos casos, pueden ser invalidantes. La poliartritis reumatoide alcanza a una o dos personas de cada cien y más particularmente a las mujeres. Esta forma de artritis puede tocar las articulaciones así como algunos órganos. La organización americana Arthritis Foundation, estima que casi todas las personas de más de sesenta años sufren de una forma de artrosis. La artrosis afecta a hombres y mujeres pero entre los menores de cuarenta y cinco años, afecta más a menudo a hombres que a mujeres. En mayor medida afecta a las personas obesas.
Causas
Ciertos tipos de artritis son genéticas o hereditarias, es decir que pasan de una generación a otra. Otras formas de la afección están vinculadas a un desequilibrio químico o a un sistema inmunitario demasiado activo. Todas las formas de artritis alteran las articulaciones hasta cierto punto, pero algunas producen sus manifestaciones más graves en otras partes del cuerpo.
La artrosis, la forma de la artritis más corriente, afecta principalmente a personas de más de sesenta años, pero puede también alcanzar a personas más jóvenes que han sufrifo heridas articulares graves.
Es de naturaleza degenerativa: el cartílago de las articulaciones se desgasta progresivamente y no protege del deslizamiento de los huesos uno contra otro.
La artrosis puede desarrollarse espontáneamente, sin razón aparente, o ser provocada por una causa secundaria cuando el daño articular resulta de una herida o de un traumatismo. En cambio, el exceso de peso es el factor de riesgo de la artrosis de cadera y de las articulaciones de la pierna, que son las más importantes.
El desgaste constituye la principal manifestación de la artrosis, y los investigadores comenzaron a estudiar los mecanismos precisos de esta afección. La inflamación no desempeña un papel tan importante en la artrosis como en otros tipos de artritis, sin embargo, para ciertas personas constituye una característica predominante. Un atleta cuyas articulaciones han sido afectadas, o una persona que ejerce un trabajo que utiliza diariamente las articulaciones, corre un riesgo más elevado de padecer problemas artríticos más tarde.
La poliartritis reumatoide (PR) es debida a la inflamación y espesamiento del tejido articular, llamado sinovial. Los investigadores piensan que las formas inflamatorias de la artritis, la poliartritis reumatoide, posiblemente se pusieron en marcha por una infección bacteriana o viral que se vio ampliada por un defecto en el sistema inmunitario. No tienen ninguna prueba por el momento. El resultado es una respuesta inmunitaria anormal y, debido a ello, el organismo destruye sus propios tejidos. En el caso del PR, las articulaciones son el principal blanco de destrucción.
Ciertas formas de artritis, llamadas artritis microcristalinas, son debidas a problemas metabólicos. Estas afecciones comprenden la gota y la pseudogota, ambas provocadas por depósitos de cristales en las articulaciones. La gota a menudo es de origen genético, pero está también vinculada a un consumo excesivo de alcohol, obesidad y afecciones que destruyen súbitamente una gran cantidad de tejidos. La gota resulta de la acumulación de ácido úrico, proveniente de una mala alimentación. El excedente de ácido úrico forma cristales de urate de sodio que se acumulan en tejidos diversos, incluido los tejidos articulares, y provocan una inflamación. Esta situación también puede causar piedras en el riñón (cálculos renales).
Síntomas de la artritis y complicaciones
Los síntomas de la artritis comprenden:
· Rigidez al despertar o después de un período de inmovilidad prolongada.
· Dolor articular en el curso de un movimiento o después.
· Molestia articular antes o durante un cambio de tiempo.
· Hinchazón o pérdida de flexibilidad en una articulación.
· Aparición de jorobas óseas sobre las articulaciones de los dedos (llamadas nodosités de Heberden y nodosités de Bouchard).
Los síntomas de la poliartritis reumatoide (PR) comprenden:
· Dolor e hinchazón de cualquier articulación, habitualmente de distribución simétrica (si la articulación de un lado es tocada, la articulación correspondiente por el otro lado también la será, poco después).
· Dolor generalizado o rigidez, particularmente al despertar o después de un período de inmovilidad.
· Las articulaciones se hinchan, se vuelven dolorosas, calientes al tacto, en el curso de la crisis iniciales y los brotes siguientes.
· Nódulos que habitualmente aparecen cerca de los codos (en otros lugares, también).
· Cansancio.
Los síntomas de la gota comprenden:
· Inflamación articular aguda acompañada de dolor intenso, hinchazón, calor y color rojo. Los ataques de gota son muy evidentes. Los síntomas hacen pensar en una infección aguda, y puede revelarse difícil hacer la distinción entre las dos. La gota puede tocar cualquier articulación, pero el dedo gordo del pie ocupa la primera fila. En ausencia de tratamiento, la crisis puede durar hasta una semana, incluso más, luego ella misma se resuelve.
· Dolor en el costado o en la ingle y sangre en la orina (visible a simple vista o por análisis de sangre), que pueden señalar la presencia de un cálculo renal.
Diagnóstico
Antes de establecer un diagnóstico de artritis, el médico te preguntará varias cuestiones sobre tu salud y tus síntomas, y te hará un examen físico para verificar qué articulaciones y qué órganos o tejidos están tocados, y también para excluir otros diagnósticos posibles.
Puede que las articulaciones no muestren ninguna anomalía, en cambio podrían estar sensibles, inchadas, rojas, calientes, o tener una amplitud limitada de movimiento.
Dado que no existe ninguna prueba específica de la artritis, el diagnóstico de casi todas las formas de artritis, está fundado sobre las observaciones clínicas del médico. Este último confirma su diagnóstico apoyándose en el conjunto de las observaciones conciernentes a los antecedentes médicos del paciente, antecedentes familiares, modo de vida, examen físico, pruebas efectuadas y evolución del estado del paciente en el trancurso del tiempo.
Las radiografías pueden revelar los cambios característicos de la artrosis, de la poliartritis reumatoide y de otros tipos de artritis, pero también puede que no revelan nada en absoluto. Los exámenes por resonancia magnética (IRM) y la ecografía, pueden dar más información que las radiografías. A veces se toma una pequeña cantidad de líquido de la articulación hinchada. Este líquido es enviado al laboratorio para un examen al microscopio que pretende verificar si contiene glóbulos blancos u otros elementos.
Tratamiento de la artritis y prevención
Las numerosas formas de artritis son desgraciadamente incurables. Los tratamientos actuales consisten en atenuar síntomas como dolor e inflamación con la ayuda de programas de ejercicios, fisioterapia y medicinas.
Es posible tomar ciertas medidas con el fin de reducir la probabilidad de artrosis más tarde. El cuidado más importante consiste en mantener un peso ideal con el fin de limitar el estrés impuesto sobre las articulaciones.
Estudios efectuados recientemente mostraron que una ganancia de peso de 4,5 a 9 kg (10 – 20 lb) en edad adulta, acentuaba el desgaste del cartílago amortiguador de los choques sufridos por las articulaciones y podía, a la larga, perjudicar gravemente a las articulaciones. Es aconsejable evitar hacer movimientos repetitivos durante períodos largos. En cambio, si estos movimientos inevitablemente forman parte del trabajo o el ocio, es importante seguir un entrenamiento adecuado.
Si una persona sufrió un traumatismo en una articulación, le harán falta curas médicas y una reeducación para evitar lesiones suplementarias. Se aconseja consultar a un médico para saber cómo utilizar correctamente los cojines calientes, las bolsas de agua calientes, los baños calientes, el hielo y el descanso necesario para tratar un traumatismo.
Los programas de ejercicios que se refieren al mantenimiento del tono muscular, son útiles para evitar la artrosis y otras formas de artritis. Estos programas pueden contener ejercicios especiales prescritos por el médico. Un fisioterapeuta puede ayudarte a hacer ejercicios que refuercen los músculos y mejoren la amplitud de movimientos. Además, el caminar ofrece una forma excelente de terapia en caso de artritis de la rodilla, pero solo en la medida que no provoque dolor. En ciertos casos, el calor y el descanso bastan para aliviar el dolor articular causado por la artrosis. La aplicación de frío se revela eficaz para aliviar el dolor a corto plazo pero puede aumentar la rigidez de manera temporal.
Entre las medicinas que sirven para el tratamiento de la artrosis, encontramos una gama de analgésicos y antiinflamatorios. Por regla general, el acetaminophene constituye una buena elección para uso prolongado pero es importante no sobrepasar la cantidad recomendada. En efecto, aunque este producto sea ofrecido en venta libre, un uso incorrecto puede causar lesiones graves en el hígado o los riñones. Si el acetaminophene es ineficaz o hay presencia de inflamación, podríamos recomendarte tomar ácido acetilsalicílico (AAS) u otros antiinflamatorios no esteroideos (AIN) como ibuprofeno o naproxène. Aunque el acetaminophene y ciertas formas de AAS y de antiinflamatorios no esteroideos estén disponibles en venta libre, es importante consultar a un médico o farmacéutico antes de tomar estas medicinas porque estos productos también pueden tener efectos secundarios graves, o provocar interacciones con otras medicinas, si son empleados incorrectamente. Los analgésicos narcóticos obtenidos bajo receta (derivados de la codeína), ayudan a aliviar el dolor agudo pero pueden también, si no son empleados correctamente, crear una dependencia. Por fin, el estreñimiento es un efecto secundario frecuente de estas medicinas cuando son empleadas regularmente.
La inyección de corticosteroides en las articulaciones afectadas, representa una opción de tratamiento cuando otras terapias han fallado. No obstante, no hay que recurrir demasiado a menudo a ello, y en absoluto en el caso de ciertas personas que tienen una infección o un problema de la sangre. Los casos graves pueden necesitar una intervención quirúrgica con el fin de reemplazar una cadera o una rodilla.
El tratamiento de la poliartritis reumatoide y de otros tipos de artritis inflamatorias, comprende ejercicios a medida y medicinas como los antiinflamatorios no esteroideos, incluido el AAS y otro AIN.
El grupo de medicinas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad (ARMM) como el hydroxychloroquine y el méthotrexate, pueden revelarse útiles en el tratamiento del PR, pero necesitan un cierto plazo (de algunas semanas a algunos meses), antes de comenzar a actuar. La acción del ARMM puede ayudar a prevenir la destrucción de las articulaciones. Otro grupo de medicinas llamadas modificadoras de la respuesta biológica (MRB) (abatacept, adalimumab, anakinra, étanercept, infliximab, rituximab y muchas otras más), pueden contribuir atenuando los síntomas del PR y disminuyendo la destrucción articular. Por otro lado, los corticosteroides (prednisona y metilprednisolona), pueden ser empleados con comedimiento para bajar la inflamación. Un gran número de estas medicinas se combinan con otras medicinas utilizadas para tratar un PR (un modificador de la respuesta biológica a menudo se emplea con un ARMM). Es importante reducir el estrés sufrido por las articulaciones con el fin de evitar otras lesiones. A veces, la persona debe emplear un bastón o muleta para reducir el peso que deben llevar ciertas articulaciones.
El AIN puede también servir para el tratamiento de los síntomas agudos de la gota, pero hay que evitar la toma de dosis débiles de AAS porque esta medicina modifica el modo en el que los riñones tratan el ácido úrico y su empleo podría causar cálculos renales. Los corticosteroides son también empleados para tratar las crisis agudas de gota. Además, el empleo regular de colchicine permite reducir la frecuencia de los ataques. En ciertos casos, medicinas (allopurinol, fébuxostat, probénécide o sulfinpyrazone), son prescritas con el fin de prevenir crisis agudas de gota.
Estas medicinas pueden tener efectos secundarios graves, por consiguiente, su empleo no se debe hacer a la ligera, y el médico deberá ejercer un seguimiento. Asegúrate de estudiar todos los riesgos y beneficios de estas medicinas antes de comenzar a utilizarlas. Los reumatólogos son médicos especializados en el diagnóstico y el tratamiento de la poliartritis reumatoide (y de todas las demás formas de artritis).
Puede ser difícil vivir con la artritis y enfrentarse con ella a diario, como con toda afección crónica. En ciertos casos, la artritis perjudica poco a las actividades diarias pero puede revelarse más grave y extremadamente debilitante. Ciertas personas sacan partido de consejos o de grupos de apoyo para hacer frente a los desafíos que acompañan a la artritis.
La artritis puede ser curada con remedios caseros, gracias por esos consejos…