Ejercicios de meditación

Ejercicios para la práctica de la meditación

Ejercicios de meditación

Ejercicios de meditación

Te propongo ejercicios para comenzar una aproximación a la meditación. Mucho más cualificados que yo, para enseñar la meditación, hay numerosos centros de estudio abiertos en todo el mundo pero quiero, sin embargo, dar aquí un enfoque práctico.

Con mis ojos conocer la práctica de la meditación, es un bello regalo para hacer de nuestra vida una vida libre, llena de alegría, es un instrumento que permite resolver nuestros problemas. Quiero, por ello, compartir con todas las personas estos métodos.

Ejercicios de meditación

Para hacer una buena meditación hay que relajarse física y mentalmente.

Podemos en primer lugar crear una atmósfera propicia a la meditación cerrando las puertas, poniendo una luz tenue, encendiendo una vela, haciendo arder incienso antes de empezar los ejercicios de meditación.

La relajación

Extiéndase sobre la espalda en la cama, vestido cómodamente con ropas que no aprieten, sin zapatos. Puede ponerse una música dulce, si lo desea.

Una vez bien instalado empiece, en primer lugar, a concentrarse en su respiración, procurando que ésta sea tranquila, amplia y apacible. Inspirando absorba todo lo que le supone un peso mental, todo el estrés y las inquietudes y note como con su inspiración agarra todas las  sensaciones que le hacen la vida imposible.

A la espiración, suelte todas esas  cosas negativas, déjese ir, este  momento se acompaña notando en el cuerpo un descanso de los músculos, un abandono.

Esto se repite de nuevo durante unos minutos, luego queda relajado sintiendo su cuerpo.

Puede hacer otra variante de la relajación. Va a centrar su atención en su pie derecho, va a sentirlo y a sentir sus músculos aflojarse completamente, volverse pesados. Una vez bien aflojados, debe hacer lo mismo con otras partes de su cuerpo: las piernas, el vientre, sus músculos, sus órganos, las manos, los brazos, el busto, la espalda, la nuca, la cara, la mandíbula, los ojos….

Una vez hecho esto, quédese en el estado en el que se sienta completamente relajado, sienta su cuerpo en su carácter global y déjese llevar durante todo el tiempo que desee.

Meditación sobre un objeto

Sentado con la espalda derecha y floja, va a respirar con calma, ampliamente, y a poner su atención en el aire que entra y sale de sus pulmones, únicamente. Le van a venir pensamientos sobre cualquier cosa. No hay que preocuparse de eso, no debe darles importancia y quedar centrado, concentrado, en la respiración.

Al cabo de un momento, los pensamientos disminuirán en frecuencia y serán cada vez menos perturbadores, hasta que no haya allí ninguno (es normal que no se llegue al silencio interior al principio, esto viene con la práctica).

Puede hacer esta meditación tomando como objeto, una imagen que le inspire paz. Objeto de meditación puede ser un sentimiento o un principio, tal como el amor universal, la claridad aguda.

Es bueno meditar por lo menos quince minutos al día. Al principio podemos hacer meditaciones cortas de algunos minutos, luego aumentar la duración, lo importante es hacerlo regularmente sin que sea una carga. Esta práctica, progresivamente, le aportará beneficios. Paso a paso, avanzará hacia una liberación de su espíritu que le dará paz y alegría interior.

Instála y observa tus pensamientos sin juzgarlos o influir sobre ellos

Colóquese cómodamente, sentado o acostado. Siéntase bien y cierre los ojos. Tome algunas respiraciones profundas y observe lo que pasa en el nivel de los pensamientos. Mire sus pensamientos como si se tratara de una película. No analice estos pensamientos, no los juzgue tampoco, simplemente mírelos y déjelos estar allí.

Observe si hay agitación o si su mente está tranquila. Observe como los pensamientos aparecen.
Un pensamiento aparece y provoca otro a continuación. Esto forma cadenas de pensamientos.

Puede que en aquel momento olvide qué hace allí. Esto no es grave, tan pronto como lo nota, vuelve a ser observador. No trate de controlar o de desechar los pensamientos. Voluntariamente no les dé curso. No los alimente tampoco. Simplemente déjelos estar y observe. Haga esto durante el tiempo que desee. No fuerce nada.

Observa tu cuerpo al respirar

Ejercicios de relajaciónAhora, entre en contacto con su respiración enfocando su atención en ella. No trate de controlarla o de dirigirla. Sienta el aire entrar y sienta por donde pasa y cómo pasa. Sienta el aire volver a salir después de haber circulado en su interior.

Si los pensamientos vienen, no trate de echarlos, déjeles estar allí y simplemente traslade su atención a la respiración. Acoja todo lo que viene: picazones, miedos, risas, lágrimas, alegría, bienestar, calma, agitación, impaciencia o muy diferentes cosas.

Acójalo y observe, luego traslade su atención a su respiración. Siéntala. A cada inspiración sea consciente que inspira. A cada espiración sea consciente que espira. No imagine nada, no haga visualización. Déjese llevar solamente por la respiración.

Haga esto durante el tiempo que desee.

Observa tu cuerpo interior

Relájese algunos instantes respirando profundamente. Enfoque luego su atención en sus pies. Sienta las sensaciones, los picazones, los hormigueos. Sienta la vida en sus pies. Haga esto durante algunos segundos. Haga la misma cosa sobre cada parte de su cuerpo subiendo hasta la cumbre del cráneo. Luego, sienta su cuerpo en conjunto. Sienta la vida presente y la energía que circula.

Extiende tu conciencia alrededor de ti

Ahora, rechace los límites del espacio o de la definición que considera cómo es. Sienta el espacio que ocupa. Haciendo el menor esfuerzo posible, extienda su conciencia en todas las direcciones, incluya todos los seres y todas cosas. Sienta ahora que usted contiene el espacio que acaba de crear. Sienta lo que es.

Deja navegar tus pensamientos

Durante este ejercicio, los numerosos pensamientos van a bailar en todos los sentidos y a atropellarse. No trate de echarlos fuera, no luche contra ellas, mírelos pasar sin atarse a ellos, sin alimentarlos, sin darles curso. Mírelos como se mira una película, acéptelos, acepte que estén presentes. Los pensamientos que emergen así crean cadenas de pensamientos. Un pensamiento atrae a otro, por ello a veces será arrastrado por ellos. Tan pronto como se de cuenta de esto, felicítese por haberlo observado y vuelva hacia su respiración o sus sensaciones físicas.

A veces, tendrá muchos pensamientos y se sentirá posiblemente agitado, otras sentirá una calma muy profunda. No se preocupe de todo esto. Si busca algo o desea alcanzar un estado particular, se dará cuenta que son sólo pensamientos y deberá tratarlos como tales, no atándose a ellos. Si usted no es silencio, acepta no ser silencio. Si hay muchos pensamientos y algunos agitados, acepte esto también. En todos los casos: ACEPTE Y suelte la presa.

Este ejercicio es sólo una ilustración de lo que puede conocer gracias a la meditación, pero esto, naturalmente necesita, una práctica muy regular y el acompañamiento de un especialista.

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  1. jose luis torregrosa julio 20, 2015

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