La gripe

La gripeLa gripe es una infección respiratoria (nariz, garganta y pulmón) que puede ser causada por diversos virus de la gripe. Muchas personas utilizan la palabra «gripe» cuando tienen un resfriado. Aunque el resfriado común también sea causado por virus, se diferencia de la gripe.

En el Otoño e Inverno se dan más casos de gripe. Hasta el 25 % de la población puede padecerla. Las epidemias más fuertes (cuando un número más grande de casos aparecen) sobrevienen cada dos o tres años.

La inmensa mayoría de las personas afectadas por gripe se restablecen en el espacio de una o dos semanas. En otras, aparecen complicaciones como la neumonía. Por término medio, aproximadamente de cuatro a ocho mil personas mueren en Canadá, cada año, por las complicaciones de la gripe, y cerca de veinte mil son hospitalizadas. La inmensa mayoría de estas personas son ancianos o niños pequeños que, además, sufren otras afecciones médicas.

Causas

La gripe es contagiosa, lo que significa que se propaga fácilmente de una persona a otra. Los virus que causan la gripe se propagan de una persona a otra, principalmente, a través de las secreciones nasales en forma de gotitas proyectadas por accesos de tos o estornudos. Las personas que inhalan el virus en suspensión en el aire corren peligro de infectarse.

En ciertos casos, la gripe puede propagarse por contacto cuando alguien toca una superficie (por ejemplo, un picaporte, la parte superior de los mostradores, teléfonos…) donde el virus ha sido depositado. Luego, se pone en contacto con la nariz, boca y ojos. La propagación de la gripe es más fácil en lugares llenos de gente como escuelas y oficinas.

Hay tres familias del virus de la gripe y son catalogados en los tipos A, B y C. El tipo C toca más comúnmente a los patos, gansos, pavas y pollos, pero podemos atribuirle una pequeña proporción al humano. El tipo B principalmente ataca a la especie humana y causa una afección más ligera. Cambia muy poco año tras año.

La gripe de tipo A plantea los problemas más grandes para la especie humana. Cepas de este tipo de virus también han sido detectadas entre las aves, seres humanos, caballos, cochinos, focas, ballenas y hurones. Los virus que infectan dos especies distintas se combinan algunas veces, y la mezcla de información genética que resulta acaba por crear una nueva cepa contra la que nadie está protegido y no hay vacuna.

Hay un número potencialmente infinito de nuevas variedades de gripe de tipo A. La gripe aviar pertenece al tipo A. Ha sido observada sólo entre las aves, particularmente los pollos y los patos, durante mucho tiempo, pero en 1997 el primer caso humano fue señalado en Hong Kong. La gripe aviar principalmente afectó a animales, pero fue al principio de algunos casos graves de gran mortandad para las personas afectadas. Un gran número de aves fue sacrificado en Hong Kong con el fin de prevenir la propagación de la afección. Al principio de 2004, brotes de gripe aviar se produjeron de nuevo en Japón, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia, Camboya, China e Indonesia. Casos humanos fueron señalados en Vietnam y Tailandia. Millones de pollos fueron sacrificados en los países afectados con el fin de impedir la propagación de la afección.

La gripe porcina es otro tipo de gripe A. Generalmente se declara en otra especie animal, los cochinos. La gripe porcina se transmite de un cochino a otro y aunque, habitualmente, infecta sólo a estos animales, algunos casos de infecciones humanas se produjeron ocasionalmente. Una nueva cepa resultó de ahí, el virus de la gripe H1N1 (la gripe porcina humana). La mayoría de las veces, las personas afectadas habían estado en contacto directo con cochinos (trabajaban en una explotación porcina). La transmisión interhumana del virus de la gripe H1N1 (la gripe porcina humana) se produce, pero no sabemos con certeza si el virus se propaga fácilmente entre la población humana.

La fase de incubación de la gripe dura entre uno y cuatro días, pero las personas infectadas están contagiadas antes de la aparición de los síntomas. Muy a menudo lo están a las veinticuatro horas que siguen la entrada del virus en su cuerpo. Los adultos pueden contagiarles el virus a otras personas durante, aproximadamente, seis días, mientras que los niños, por lo menos, durante diez días.

Síntomas y complicaciones

Los primeros síntomas gripales son dolor de cabeza, escalofríos y tos. Otros síntomas como fiebre, pérdida del apetito y dolor vago muscular siguen poco después. Síntomas como náuseas, vómitos y diarrea son raros, pero no en los niños.

Dado que muchas personas piensan que tienen la gripe cuando de hecho tienen un mal resfriado, he aquí un guía de consulta rápida que le ayudará a notar la diferencia entre estas afecciones:

SíntomaResfriadoGripe
FiebreRaroHabitualmente presente, elevada (de 38 °C a 41 °C o de 102 °F a 104 °F), dura de 3 a 4 días
Dolores de cabezaRarosMuy frecuentes
Agujetas generalizadasLigerasFrecuentes y a menudo graves
Cansancio y debilidadLigerosSignificativos
Agotamiento extremoJamásMuy frecuente al principio
Obstrucción nasalFrecuenteOcasional
EstornudosFrecuentesOcasionales
Dolor de gargantaFrecuenteOcasional
Molestia torácica y tosDe Ligero a moderado, tosiqueoA menudo grave, con una tos dolorosa

La gripe dura, para la mayoría de las personas, una o dos semanas pero, para otros, puede actuar con rigor durante un mes. Las principales complicaciones son unas segundas infecciones bacterianas de los senos o pulmones (neumonía). Entre los síntomas observamos fiebre, escalofríos, expectoraciones amarillas, verdes u oscuras (debidas al derrame nasal). Los niños pueden padecer infecciones de oído como la otitis media.

Las personas que residen con enfermos corren un riesgo más grande de complicaciones, debido a que su sistema inmunitario podría estar debilitado o sufren otros problemas médicos. Las personas afectadas por asma, por enfermedad pulmonar obstructora crónica, o por insuficiencia cardíaca congestiva también corren un riesgo aumentado de infecciones bacterianas como la neumonía.

Estudios llevados a cabo en Estados Unidos mostraron que la tasa de hospitalización de los niños de menos de cinco años seguía, de cerca, al de las personas de más de sesenta y cinco. La tasa más elevada de infección proviene de niños en edad escolar, durante o entre las epidemias, y la probabilidad de una infección es más fuerte al principio de la temporada gripal. Los hogares que tienen niños en edad escolar tienen tasas de infección 30 % superiores a la media.

Diagnóstico

Dado que los síntomas de una gripe son muy diferentes de los del resfriado común, el diagnóstico puede darse bastante rápidamente. Tu médico se hallará en situación de determinar si tienes gripe si observa algunos, o la inmensa mayoría, de los síntomas siguientes:

  • Cansancios con dolor vago y generalizado, más marcado en la espalda y piernas.
  • Derrame nasal o taponamiento de la nariz.
  • Cansancio extremo.
  • Fiebre fuerte.
  • Dolor de garganta.
  • Dolores de cabeza fuerte.
  • Náuseas y, posiblemente, vómitos.
  • Sensación de calor en el tórax.

Tos seca que produce, más tarde, expectoración.

En caso de duda, tu médico puede confirmar que se trata de gripe tomando una muestra de expectoración y mandándola analizar con el fin de detectar el virus que la causa. Esta etapa raramente es necesaria.

Tratamiento y prevención

Gripe sintomasEl tratamiento gripal acostumbrado consiste en reposar e ingerir una gran cantidad de líquido. El tratamiento comprende ciertas maneras de impedir la propagación del virus de la gripe, como lavarse bien las manos, limpieza de las superficies compartidas y utilización de una buena técnica para toser o estornudar (en tu brazo o tu manga).

Puede ser útil utilizar medicinas para ciertos síntomas particulares, por ejemplo los antitusivos para la tos. El ácido acetilsalicílico (AAS), el ibuprofeno o el paracetamol pueden servir para tratar síntomas atribuibles a la gripe como los dolores musculares y la fiebre. Los niños y los adolescentes agripados no deberían tomar ácido acetilsalicílico (AAS) ni otros salicilatos (medicinas parecidas al AAS, como el salsalate o el salicilato de magnesio). El empleo del AAS durante una gripe está vinculado al síndrome de Reye (raro pero grave), que afecta al cerebro e hígado. Un gran número de medicinas en venta libre contienen AAS u otros salicilatos. Infórmate con tu médico o farmacéutico.

Los antibióticos no son eficaces contra infecciones virales como la gripe y el resfriado, pero son prescritos en caso de complicaciones como las infecciones bacterianas.

Utilizamos, a veces, medicinas antivirales para tratar la gripe. Estas medicinas pueden ayudar a acortar la duración de la gripe y atenuar los síntomas si son tomadas en el curso de los dos días que siguen al principio de los síntomas. Las medicinas antivirales están también recomendadas con el fin de prevenir la infección en ciertas personas. Podemos utilizar los antivirales con el fin de prevenir la gripe en niños y adultos después de que hayan estado en contacto estrecho con una persona afectada de gripe, como las que viven en el mismo domicilio. En general, esta medida no está recomendada para la mayoría de la gente. No obstante, puede que se recomienden los antivirales para las personas con riesgo de contraer complicaciones con la gripe. En estas situaciones, debemos comenzar a utilizar las medicinas antivirales lo antes posible después de haber estado expuestos a una persona afectada de gripe. Tu médico deberá decidir si debes comenzar a tomar medicinas antivirales.

El amantadine habitualmente no está recomendado contra la gripe A porque varios de los virus los que lo causan son resistentes a él. No obstante, cuando los análisis confirman la sensibilidad del virus, esta medicina puede acortar la duración de los síntomas si es utilizada entre las veinticuatro y cuarenta y ocho horas que siguen a su aparición. También puede emplearse para prevenir la gripe de tipo A en ciertas circunstancias. Corre peligro de provocar efectos secundarios como insomnio y confusión mental. La acción del amantadine no se ejercita contra el virus de tipo B.

El zanamivir y el oseltamivir son medicinas útiles para cuidar y prevenir la gripe A. Impiden a los virus, recientemente formados, escaparse de las células infectadas que los produjeron. La acción de estas medicinas reduce la propagación del virus en el cuerpo. El zanamivir se emplea en pulverizaciones mientras que el oseltamivir se traga. Cuando son tomados entre las veinticuatro y cuarenta y ocho horas después de principio de la afección, estas medicinas reducen la duración de los síntomas de uno a tres días por término medio.

Sólo los anticuerpos antigripales pueden prevenir la gripe. Una infección y una vacunación son los únicos modos de generar anticuerpos. Dado que los virus de la gripe pueden cambiar año tras año, la vacunación debe ser repetida cada año.

En primavera, una red mundial de médicos y laboratorios de investigación determina qué cepas gripales podrían revelarse peligrosas creando la vacuna en consecuencia. La vacuna confiere una resistencia sobre la cepa de tipo B y sobre las dos cepas de tipo A que deberían predominar en la temporada próxima.

La vacuna demostró una eficacia superior al 80 % en la prevención de la gripe para los adultos con buena salud, lo que significa que siempre es posible que contraigas la gripe aunque tus síntomas podrían ser menos intensos. La vacuna contra la gripe es administrada a todas las personas que poseen un riesgo aumentado de complicaciones de la gripe, a las personas que les cuidan y a los trabajadores de la salud.

Entre los grupos que presentan factores de riesgo elevado, encontramos:

  • Las personas de sesenta y cinco años o más.
  • Los niños de menos de cinco años (sobre todo, si tienen menos de dos).
  • Las personas que padecen afecciones médicas subyacentes como las siguientes:
  • Asma y otras afecciones pulmonares crónicas (por ejemplo, las enfermedades pulmonares obstructoras crónicas [MPOC] y la fibrosis quística).
  • Enfermedades cardíacas (por ejemplo, las enfermedades coronarias, la insuficiencia cardíaca congestiva, las enfermedades cardíacas congénitas).
  • Enfermedades renales o hepáticas crónicas.
  • Depresión del sistema inmunitario (inmunodepresión), posiblemente causada por:
  • VIH / SIDA, una infección que ataca el sistema inmunitario.
  • Cáncer.
  • Utilización de medicinas que sirven para tratar ciertas afecciones como:
  • Transplante de órganos: esteroides, medicinas que reducen la eficacia del sistema inmunitario para impedir el rechazo (por ejemplo, la ciclosporina, el tacrolimus, el micofelonato mofetil).
  • El cáncer: quimioterapia.
  • Ciertas formas de artritis como la poliartritis reumatoide – esteroides, modificadores de la respuesta biológica (medicinas que modifican la respuesta del sistema inmunitario, como el adalimumab, o el infliximab), medicinas que bloquean las reacciones del sistema inmunitario con el fin de impedir que ataque al organismo (por ejemplo, el metotrexato, el azatioprina).
  • Enfermedad de Crohn: esteroides, modificadores de la respuesta biológica, (ver la enumeración precedente), o las medicinas que bloquean las reacciones del sistema inmunitario.
  • ciertas enfermedades hematológicas (sangre) (por ejemplo, la anemia, y la anemia falciforme).
  • Ciertos desórdenes del neurodesarrollo y del sistema nervioso que modifican la capacidad de tragar y respirar.
  • la obesidad mórbida (IMC de 40 o más).
  • Las personas que asisten, en casa, a enfermos o en establecimientos de cuidados de larga duración, cualquiera que sea su edad.
  • Los niños que reciben un tratamiento a largo plazo por el AAS.
  • Las mujeres embarazadas (en particular si están en su segundo o tercer trimestre) y las mujeres que recientemente han dado a luz (en el curso de las seis semanas precedentes).
  • Las personas que pertenecen a pueblos autóctonos.

Las personas que no deberían recibir una vacuna antigripal son los niños que tengan menos de seis meses, o que hayan tenido una reacción alérgica a una vacuna antigripal.

Ha sido demostrado que la vacuna inyectable contra la gripe (pero no la administrada por vaporización) no tiene peligro para las numerosas personas alérgicas a los huevos. Si eres alérgico a los huevos, tu médico deberá evaluar si debes recibir la vacuna inyectable contra la gripe. Si tienes una alergia a los huevos o cualquier otra alergia, no olvides decírselo al profesional de la salud antes de que se te administre la vacuna contra la gripe.

Puedes reducir el riesgo de contraer la gripe lavándote las manos regularmente con jabón y agua tibia, o usando un desinfectante para las manos a base de alcohol. Además, tose o estornuda en un pañuelo de papel y tira a la basura el papel de inmediato. Si no lo tienes, utiliza tu manga. Si tienes síntomas gripales quédate en casa, no vayas al trabajo ni a la escuela, y evita acercarte a personas a las que una gripe podría generar complicaciones (por ejemplo, los ancianos, los trabajadores que asisten a enfermos…).

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