El mal aliento también se conoce como aliento fétido. Aunque se trata de un problema relativamente menor, el mal aliento puede afectar a nuestras relaciones sociales.
Causas del mal aliento o halitosis
Los alimentos ingeridos son, a veces, causa de mal aliento. El ajo, la cebolla, ciertos pescados, las dietas ricas en grasas y en carnes, producen mal aliento. Cuando estos alimentos son digeridos, los agentes químicos o las sustancias volátiles son absorbidas por la circulación sanguínea y transportadas hacia los pulmones.
Los productos de degradación en el organismo de las proteínas utilizadas para la energía son exhalados por los pulmones. Por consiguiente, el hecho de saltarse comidas, el hambre, el ayuno y los regímenes de calorías bajas también pueden provocar el «aliento del hambre».
No existe flujo de saliva en el curso del sueño, por tanto, la descomposición de los restos de comida en la boca durante la noche puede dar lugar a un mal aliento por la mañana.
El mal aliento también puede originarse por:
· Tabaco.
· Alcohol.
· Dentaduras postizas.
· Afección de las encías o enfermedad pariodontal que afecta a las encías y a la estructura de soporte de los dientes, apareciendo bacterias que generan mal aliento.
· Infecciones sinusales o pulmonarias crónicas.
· Respirar por la boca debido a una tumefacción de las vegetaciones adenoides o las amígdalas.
· Infecciones bucales.
· Enfermedades sistémicas como la diabetes, enfermedades hepáticas o problemas renales.
· Embarazo.
· Cepillado deficiente de los dientes o un uso irregular del hilo de seda dental.
La toma de ciertas medicinas también puede producir mal aliento, muy particularmente los que provocan una reducción del flujo de saliva y desecan la boca: antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, descongestionantes y las medicinas contra la hipertensión.
Síntomas y complicaciones
La ironía del mal aliento reside en el hecho de que numerosas personas no saben que lo padecen. La explicación es la siguiente: las células en la nariz responsables del olfato se vuelven insensibles al flujo continuo del mal olor. Si tienes mal aliento necesitarás que te lo digan o comprobar si hay una reacción negativa en las personas con las que hablas.
Diagnóstico
Es fácil auto diagnosticar un mal aliento. Puedes lamer tu muñeca, dejar que se seque durante algunos segundos y oler esa zona. También puedes poner tus manos delante de tu boca y oler tu propio aliento. Si necesitas otra opinión pídesela a un amigo, a un miembro de la familia, a tu médico o a tu dentista.
Tratamiento y prevención de la halitosis
Los fabricantes de mentas y enjuagues de boca crearon una verdadera industria basada en el deseo de tener un aliento fresco. Estos productos garantizan la frescura y el olor mentolado del aliento, sin embargo, te ayudarán, en el mejor de los casos, sólo a controlar temporalmente tu aliento. De hecho, estos productos contienen azúcar y alcohol. Estos ingredientes provocan caries dentales y agravan ciertas afecciones bucales.
Una buena higiene bucodental y visitas regulares al dentista son primordiales y constituyen el método más eficaz para luchar contra el mal aliento. Para prevenir estos problemas, una solución: la práctica regular del cepillado, el paso del hilo de seda dental, el enjuague y la limpieza de la lengua.
Cuando el mal aliento es causado por afecciones pulmonares, alteración de las funciones de evacuación gástrica e insuficiencia hepática o renal conviene tratar el estado patológico subyacente.
He aquí algunos consejos para eliminar el mal aliento:
· Cepíllate los dientes tres veces al día y utiliza el hilo dental una vez al día.
· Limpia tu lengua antes de acostarte rascándola con una espátula bucal plástica o frotándola despacio.
· Evita el mal aliento de hambre tomando tus comidas a horas regulares. Tómate un tiempo para comer y evita saltarte comidas.
· Procede a una limpieza más profunda que un cepillado simple y regular. Pídele a tu dentista que te recomiende un sistema de limpieza específico.
· Ten despejados tu nariz y tus senos.
· Estimula tu flujo de saliva con cítricos (naranjas y limones) o con caramelos sin azúcar que contengan ácido cítrico.
· Come más alimentos ricos en fibras. Mastica verduras fibrosas como el perejil para estimular el flujo de saliva.
· Bebe, por lo menos, ocho vasos de agua al día con el fin de humedecer la boca y contribuir a la eliminación de las bacterias responsables del mal olor.
· Consume menos alcohol y café.
· Pídele a tu médico o farmacéutico que verifique si tus tratamientos generan problemas de sequedad de la boca susceptibles de causarte mal aliento.