Experimentamos diferentes sensaciones: felicidad, tristeza, cólera. Los cambios bruscos de humor son reacciones normales, sin embargo, cuando estos cambios extremos de humor sobrevienen de manera totalmente inesperada, a menudo provienen de afecciones del humor.
El trastorno bipolar, en otro tiempo conocido bajo el nombre de maniacodepresivo, se caracteriza por períodos de un humor extremadamente elevado y otros extremadamente bajo (depresión), con episodios de humor normal.
El trastorno bipolar generalmente se pone en marcha durante la adolescencia y en el principio de la vida adulta. No es corriente que el trastorno bipolar se ponga en marcha entre los niños que no presenten factores de riesgo familiares, y es raro que comience entre las personas de más de sesenta años (excepto cuando se asocia con otra enfermedad). El trastorno bipolar afecta a cerca del 2 % de la población adulta y a todos, hombres y mujeres, en la misma proporción.
Causas
Las investigaciones dicen que comienza por anomalías de la función o del modo de comunicación de las células nerviosas del cerebro. Los investigadores piensan que existe un lazo genético (antecedentes familiares): las personas que tienen un pariente, hermana, hermano, padre y madre con trastorno bipolar corren un riesgo más elevado de verse afectadas.
Cualquiera que sea la naturaleza exacta de la causa del trastorno bipolar, hace más vulnerables al estrés físicos y emocional a las personas que lo padecen. Por consiguiente, acontecimientos conmovedores de la vida, el alcohol, el uso de drogas ilícitas, la falta de sueño u otras fuentes de estrés pueden poner en marcha crisis de la enfermedad aunque estas tensiones no sean principio de la enfermedad.
La persona afectada por trastorno bipolar se convierte en débil e inestable. Los problemas del humor son afecciones que se puede tratar médicamente.
Síntomas y complicaciones
El trastorno bipolar es una afección en la cual el humor de la persona cambia según ciclos que duran de semanas a meses. El humor de la persona puede estar desde extremadamente elevado o irritable a extremadamente bajo y desesperado. La naturaleza de los disturbios del humor difieren de una persona a otra. Una persona puede atravesar períodos de elevación del humor, humor deprimido y momentos durante los cuales su humor es normal. Los períodos de humor extremadamente elevados y bajos son episodios de manía y depresión.
La manía: se caracteriza por un humor elevado, irritable, colérico y agresivo por lo menos durante una semana. Durante un episodio de manía, la persona también experimentará por lo menos tres de los síntomas siguientes:
· La necesidad de dormir se reduce.
· Aumento en la fuerza de la voz.
· Ritmo acelerado del pensamiento.
· Gran hiperactividad.
· Sentimiento exagerado de fuerza, tamaño y estima de sí mismo.
· Comportamiento despreocupado sin considerar las consecuencias potenciales (por ejemplo, gastar demasiado dinero, tener una actividad sexual inapropiada o hacer inversiones arriesgadas en negocios).
Un episodio de manía también puede comprender síntomas psicóticos como delirios (creer firmemente que ciertas cosas son verdaderas mientras que son falsas) o alucinaciones (el hecho de oír, sentir o ver cosas que no existen).
La hipomanía es una forma menos pronunciada de la manía, con síntomas similares pero menos graves y con menos efectos negativos sobre las actividades diarias de la persona. Durante un episodio hipomaníatico, la persona puede sentir una elevación del humor y ser más productiva. A causa de este estado del bienestar, ciertas personas afectadas por trastorno bipolar pueden hasta dejar de tomar sus medicinas. No obstante, no es corriente que una persona se quede en fase de episodio hipomaníatico durante mucho tiempo y regresa, poco a poco, a la manía o depresión. Es importante tratar estos episodios de hipomanía.
La depresión: en el curso de un episodio depresivo la persona experimienta sentimientos de tristeza o pierde interés por las cosas que aprecia en tiempo normal. Por lo menos, cinco de los síntomas de a continuación persisten durante dos semanas:
· Insomnio (trastorno del sueño) o sueño excesivo.
· Bajada del humor.
· Pérdida o toma de peso.
· Bajada de interés por las actividades agradables.
· Gran cansancio o pérdida de energía.
· Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
· Sentirse lento o demasiado agitado.
· Sentirse inútil, culpable, o tener una autoestima baja.
· Ideas recurrentes de muerte o suicidio.
Un episodio depresivo también puede comprender síntomas de ansiedad intensa, inquietudes excesivas y otros síntomas físicos (dolor), además de síntomas psicóticos como delirios (creer firmemente que ciertas cosas son verdaderas mientras que son falsas) o alucinaciones (el hecho de oír, sentir o ver cosas que no existen).
Ciertas personas afectadas por desorden bipolar, sufren episodios mixtos de manía y depresión al mismo tiempo, o alternativamente, en el curso del mismo día. Las personas están excitables o agitadas, como en el caso de la manía, pero se sienten, también, irritables y deprimidas. Los episodios mixtos son los que presentan el riesgo más elevado de suicidios. El 25 % – 50 % de las personas afectadas por trastorno bipolar pueden cometer un suicidio.
Ciertas personas afectadas por trastorno bipolar presentan síntomas catatónicos. Entre estos síntomas contamos: agitación física, inmovilidad, posturas o movimientos inhabituales.
Estructura del trastorno bipolar
Las personas que sufren de trastorno bipolar tienen tipos y frecuencias de episodios que varían según cada una. Ciertas personas pueden tener tantos episodios maníaticos como episodios depresivos, mientras que otras, principalmente, pueden tener un tipo de episodio u otro (habitualmente la depresión).
Mientras que en los comienzos pueden estar sin tratamiento, la inmensa mayoría de las personas acaban por tener episodios más frecuentes. Los episodios pueden durar días, semanas, meses o hasta años. Para ciertas personas, los ciclos se suceden rápidamente y sufren por lo menos cuatro episodios al año con diferentes combinaciones de manía, hipomanía, mixto o depresión.
Clasificaciones
Según la estructura de los episodios, el trastorno bipolar puede ser clasificado como sigue:
· Bipolar de tipo 1: la persona tiene un episodio maníatico o más episodios mixtos y un episodio depresivo;
· Bipolar de tipo 2: la persona tiene sólo episodios hipomaníaticos y depresivos, sin manía completa ni episodios mixtos. La hipomanía le parece, a menudo, normal a la persona y busca tratamiento sólo para la depresión.
Diagnóstico
El médico establecerá el diagnóstico del trastorno bipolar basándose en los síntomas. El diagnóstico generalmente implica un estudio detenido de los antecedentes médicos, las cuestiones de los antecedentes familiares, un examen físico y una evaluación psiquiátrica sobre los antecedentes de episodios de depresión y manía.
Un diagnóstico precoz y apropiado constituye el primer paso hacia la prevención de otras complicaciones tales como suicidio, abuso de alcohol o de otras sustancias, problemas conyugales o profesionales, así como aumento en la frecuencia de los episodios.
Tratamiento y prevención
Se les da a las personas afectadas por trastorno bipolar un tratamiento para administrar sus episodios actuales, así como un tratamiento de largo plazo para prevenir los episodios futuros. Los componentes del tratamiento comprenden medicinas y tratamientos psicosociales. Generalmente, se les reserva terapia electro convulsivo (ECT) a las personas que no reaccionan a los tratamientos medicamentosos del trastorno bipolar.
El tratamiento medicamentoso del trastorno bipolar debe ser adaptado a cada persona porque la estructura, y la gravedad, difiere de una persona a otra. Comúnmente, recurrimos a un tratamiento medicamentoso a largo plazo para tratar el trastorno bipolar.
Entre las medicinas utilizadas en el tratamiento, encontramos:
· Estabilizadores del humor: se trata a la inmensa mayoría de las personas de trastorno bipolar con medicinas llamadas estabilizadoras del humor (litio, divalproex o ácido valproïque, carbamazépine). Estas medicinas alivian los episodios corrientes, los impiden reaparecer y no agravan la depresión ni provocan ciclos más largos. El ácido valproïque y el carbamazépine son anticonvulsivos utilizados en el tratamiento de la epilepsia que también ayudan a estabilizar el humor. También estudiamos la utilización de otros anticonvulsivos (gabapentine, lamotrigine, topiramate) para el tratamiento del trastorno bipolar. Ahora es posible utilizar lamotrigine para tratar la depresión del trastorno bipolar. Se les prescribe, a veces, una combinación terapéutica de dos estabilizadores del humor a las personas que no reaccionan o comienzan a resistirse al empleo de una medicina.
· Antidepresivos: estas medicinas tratan los síntomas de la depresión y actúan modificando las tasas de ciertas sustancias químicas del cerebro por lo que el humor de la persona se eleva. Entre las personas afectadas por trastorno bipolar deberemos utilizar los antidepresivos con prudencia, habitualmente en complemento de un estabilizador del humor, con el fin de impedir que el ciclo de la persona evolucione a episodio maníatico. Los numerosos tipos de antidepresivos que están disponibles funcionan de modo diferente y tienen perfiles de efectos secundarios diferentes.
· Antipsicóticos: estas medicinas (olanzapine, rispéridone, quétiapine) son utilizadas para ayudar a reducir los síntomas de la manía y regularizar la actividad de ciertos productos químicos en el cerebro para estabilizar el humor. Como los antidepresivos, varios tipos de estas medicinas están disponibles aunque el mecanismo de acción de cada una de ellas difiera y tengan efectos secundarios diferentes. Los antipsicóticos son también utilizados para tratar los síntomas de delirio y alucinaciones. El quiétapine está indicado para el tratamiento de la depresión en el trastorno bipolar, aunque ningún síntoma psicótico esté presente. También se utiliza el olanzapine para tratar los episodios mixtos del desorden bipolar.
Otras medicinas pueden ser prescritas para otras afecciones asociados con trastorno bipolar tales como somníferos, medicinas contra la ansiedad o la agitación.
Es importante que las personas que sufren de trastorno bipolar continúen tomando estas medicinas con el fin de que el tratamiento sea eficaz. No dejes de tomar estas medicinas y no rebajes la dosis por propia iniciativa sin antes hablar con tu médico o farmacéutico. Consulta a tu médico o farmacéutico si tienes dudas respecto a las medicinas que tomas y pregúntales cuáles son los efectos secundarios potenciales.
Entre los tratamientos psicosociales para el trastorno bipolar encontramos la psicoeducación, la psicoterapia, la terapia familiar y los grupos de apoyo. Los tratamientos psicosociales pueden ayudar a las personas afectadas y sus familias a saber cómo tratar esta afección y cómo impedir que se produzcan complicacion. La psicoeducación informa a las personas afectadas sobre la afección y su tratamiento.
Una persona que sufre de trastorno bipolar puede también:
· Aprender a reconocer los signos precoces de advertencia de un nuevo episodio de humor.
· Tratar de dormir bastante e ir a la cama a la misma hora cada noche.
· Hacer ejercicio regularmente.
· Evitar las bebidas alcohólicas y las drogas ilícitas.
· Reducir el estrés en el trabajo y en la vida, en general.
· Tener una alimentación equilibrada.
· Anotar en un diario sus sentimientos diarios, actividades, ritmos de sueño, acontecimientos de la vida y efectos secundarios de las medicinas. Esto te ayudará a ti y a tu médico, a determinar qué tratamiento te conviene mejor.