La lectura rapida
Lectura rapida
La lectura es un proceso cognitivo complejo efectuado por el cerebro a gran velocidad. Sin embargo, si eres un lector lambda, serás increíblemente lento con relación a la velocidad que podrías alcanzar con un poco de entrenamiento.
La lectura rápida se vuelve hoy indispensable
Con el desarrollo de Internet y los medios de comunicación en general, la suma de información a nuestra disposición aumenta sin cesar.
Puede ser fuente de ansiedad tanto para el estudiante, cuando el examen se acerca y le falta tiempo para revisarlo todo, como para el profesional que quiere llevar al día sus conocimientos.
¿Cómo lograrlo sin pérdida de tiempo?
La respuesta es simple: leyendo más rápidamente, por supuesto, pero también asimilando mejor. La lectura rápida va a permitirte alcanzar este doble objetivo.
La lectura rápida no es ni una lectura superficial ni una lectura en diagonal. Se trata de leer más rápidamente, más eficazmente, es decir, con una mejor comprensión y memorización. Aprenderás a evitar los frenos que disminuyen la velocidad en la lectura, como la subvocalización, la lectura palabra por palabra o por pequeños grupos de palabras.
Los beneficios de la lectura rápida son numerosos. Además del hecho de ganar tiempo, es también un medio excelente para desarrollar tu concentración, memoria, sentido del análisis y un entrenamiento para pensar más rápidamente.
Las malas costumbres que impiden la lectura rápida
La lectura palabra por palabra
Estas costumbres, a menudo, nos vienen de la infancia cuando, lentamente, seguimos el texto palabra por palabra, sílaba por sílaba. Este tipo de lectura frena, considerablemente, la velocidad de lectura y su comprensión.
Esta mala costumbre de lectura también reduce el campo de visión y de percepción. Este tipo de lector es como un observador que mira el paisaje.
Este campo estrecho de visión obliga al lector lento a volver hacia atrás en su lectura para comprender o verificar (consciente o inconscientemente). Estas regresiones (miradas atrás) no son de ninguna utilidad para la comprensión.
Las confusiones
Una palabra confundida basta para hacer perder el sentido a la frase y el lector se ve obligado a volver hacia atrás, lo que dispersa su atención. Una falta de atención, hasta de un tiempo muy corto, basta para provocar esta confusión.
Si esta confusión de palabras es frecuente, se trata de dislexia. Esta mala comprensión de las palabras se aprecia desde los primeros cursos escolares en un número importante de niños. Este defecto subsiste en el caso de personas que no siguieron ningún entrenamiento corrector.
Vocalización y subvocalización
Una costumbre que viene de la infancia: cuando aprendemos a leer, pronunciamos las palabras en voz alta. Desgraciadamente, muchos lectores conservan esta costumbre que disminuye, considerablemente, su velocidad de lectura.
Pronunciar una palabra nos lleva más tiempo que leerla. Otros no leen en voz alta pero conservan, sin embargo, esa costumbre sin que se den cuenta. Articulan las palabras mentalmente sin que la laringe se mueva: es la SUBVOCALIZACION.
¿Subvocalización?
Podemos detectar este defecto observando como los labios de algunos ligeramente se mueven cuando leen.
Para saber si subvocalizas, coloca el borde de una hoja de papel o la punta de un pañuelo entre tus labios. Cuando lees, no debe moverlos.
Si compruebas que subvocalizas, remedia rápidamente este defecto vigilándote constantemente en el curso de tus lecturas.
Aumenta EN SEGUIDA tu velocidad de lectura
Como todo el mundo, dejaste de aprender a leer hacia el fin de la escuela primaria como si ya tuvieras una experiencia perfecta y ningún progreso fuera posible ya en este campo. Debes saber que simplemente aprendiste a descifrar las letras para comprender el sentido de las palabras.
Luego, la costumbre de leer es la que te permitió hacerlo relativamente rápido. Sin embargo, en toda práctica hay un margen de progresión que es todavía accesible: es el interés por la lectura rápida.
La lectura moviliza la vista y dos diferentes memorias: la visual y la semántica. Esquemáticamente, durante tu lectura, he aquí lo que pasa: tu ojo ve las palabras, envía las imágenes de estas palabras al cerebro para comparar esas imágenes con lo que ya conoce (memoria visual) antes de otorgarles un sentido (informe semántica) que te permita comprender la frase rápidamente.
Se puede practicar sobre la velocidad de funcionamiento de la memoria y su capacidad
Tu velocidad de lectura podrá ser multiplicada por tres o cuatro con un poco de práctica. John F. Kennedy podía, según la leyenda, leer a más de mil doscientas palabras por minuto (la prueba formal jamás ha sido aportada pero tal velocidad de lectura no es humanamente imposible).
En calidad de comparación, un lector medio se sitúa entre doscientas o trescientas palabras por minuto. Esto significa que en cada línea su mirada se para, por término medio, de seis a diez veces sobre las palabras, inconscientemente.
Ejercicios de lectura rápida
Tecnicas de lectura rapida
Por ejemplo, en la frase más abajo, he aquí las palabras sobre las cuales los ojos de un lector medio van a pararse durante la lectura:
El viejo profesor de la Universidad le había presentado una tesis sobre la aportación del romanticismo bávaro a la industria textil neo-ceilandesa.
Cuando lees esta frase, limitas tus interrupciones a las palabras en negro de más arriba. Tus ojos siguen «en línea recta» la frase.
El viejo profesor de la Universidad le había presentado una tesis sobre la aportación del romanticismo bávaro a la industria textil neo-ceilandesa.
¿Tu lectura no es más fluida así, ni más rápida? Atención, no se trata de sobrevolar los textos sin comprenderlos. La lectura rápida te permitirá leer con tanta eficacia como una lectura normal; tu nueva velocidad de lectura se hará a velocidad normal. ¿Cómo es posible esto?
Simplemente, poniendo más atención a tu visión periférica. Parece que, leyendo como de costumbre, tus ojos se tomaran el trabajo de discernir distintamente cada palabra.
Es un esfuerzo laudable, pero inútil porque no utiliza la capacidad de tu visión periférica para reconocer las formas. Es un poco como ver el mundo cerrando un ojo: te privas de informaciones. Repito el ejemplo de más arriba, la idea es barrer con la mirada la frase «refiriéndote» a una palabra de cada tres o cuatro, y no leyendo palabra por palabra.
Para darte un ejemplo de la eficacia de la visión periférica vas a leer, más abajo, una frase que me ocupé de subrayar: fíjate en la línea y solamente en la línea, y barre toda la frase sin tratar de leer las palabras. Verás que leerás, a pesar de todo, la frase sin ningún problema:
¿No lees estas palabras pero, sin embargo, las ves?
Recurriendo a la técnica de las «palabras blancos» tus ojos, gracias a la visión periférica, van a registrar, sin saberlo tú, la forma de las palabras que se intercalan entre cada una de tus palabras blancos; tu cerebro, que reflexiona mucho más rápidamente que tú, las verá y reconocerá lo mismo que si te hubieras tomado el trabajo de pararte. Desde entonces, ganas tiempo.
Técnica de lectura rápida de Tim Ferriss para doblar tu velocidad de lectura en diez minutos
- Durante dos minutos, prueba a leer siguiendo cada línea con el dedo o con un bolígrafo. El » guía visual» que creaste. Así impedirás que tu ojo vuelva hacia atrás.
- Durante tres minutos, lea cada línea comenzando con la tercera palabra a partir del principio y acabando por la tercera palabra antes del fin. A medida que lo logres, intenta ir directamente a concentrar tu mirada hacia la mitad de la línea.
- Durante dos minutos, y en cuanto usted estés a gusto con la práctica precedente, trata de leer las frases haciendo máximo dos fijaciones por línea.
4. Durante tres minutos de tu prueba, lee alguna página al azar forzándote a poner en práctica estas técnicas. Esto acostumbrará a tus ojos y cerebro a una nueva velocidad de lectura que te ayudará más tarde.
Para ir más lejos, les recomendamos el excelente método: Duplica Tu Velocidad De Lectura
Imagínate ahorrando tiempo en cada libro que lees y también de forma divertida a partir de hoy.